Esta obra apareció en cuatro entregas sucesivas de la publicación “Dark blue”, en sus volúmenes 2 y 3, de la siguiente forma: Los capítulos 1 al 3 en diciembre de 1871, del 4 al 6 en enero de 1872, los capítulos 7 al 10 en febrero del mismo y los finales, del 11 al 16 en marzo de 1872.
Quizás esa estrategia, muy utilizada a través de la historia de la literatura
para mantener vivo el fuego de la curiosidad del lector (Crimen y Castigo de Dostoievski pasó por este procedimiento) que debía esperar algún tiempo para poder seguir una trama que sin duda le había cautivado, moldeó fuertemente el contenido de esta obra, ya volveremos sobre ello.
La forma de este texto, por otra parte, es característica de los relatos de esta familia, los que han sido clasificados como de “literatura gótica”: Una fuerte intención descriptiva de lugares y personas en la que se llama la atención sobre como, por ejemplo, un cierto paisaje moldea el talante de los personajes y la atmósfera de los hechos narrados. Tal paisaje, natural o creado por el hombre, posee características especiales, invita al silencio, muestra un pronunciado paso del tiempo y prepara desde el comienzo el acaecer de misteriosos sucesos.
Carmilla es un relato que forma parte de los clásicos de esta literatura. Esto quiere decir que ha sido inspiración y modelo para obras posteriores.
Su ambiente es aún rural, campestre, marcado por el ritmo lento de los acontecimientos de la naturaleza inexplorada. La zona de Europa donde suceden los hechos aquí consignados, ocurridos hace mucho y recuperados por un narrador que presenta los acontecimientos dejando su lugar a uno de los personajes, es la parte sur – oriental de Europa, un territorio misterioso, inhóspito para el cosmopolita mundo de París o Londres. Una tierra marcada por la historia de la amenaza centenaria de los Turcos siglos atrás; de noblezas desaparecidas, ajadas, casi olvidadas; de supersticiones y creencias difíciles de entender para el civilizado.
Decía que en esa forma de publicación por entregas, a pesar de su modelo clásico de relato gótico, el contenido quizás se haya visto afectado. Me explico, quedó en mí la sensación de que más detalles eran necesarios para mi satisfacción; al finalizar su lectura en cada ocasión me siento como debieron sentirse los lectores que devoraban cada grupo de capítulos y sólo podían esperar un mes hasta la siguiente entrega. Pero producir esa sensación es también una virtud del autor.
El mundo del vampirismo es uno perteneciente al reino de los mitos. Es un signo de mala soberbia pretender conocer todos los detalles al respecto. Le Fanu, de pasada y para el ojo atento, deja muestras de ciertas versiones de la leyenda del vampiro para quien esté interesado en ella: Un suicida, bajo ciertas circunstancias, se convertirá en un vampiro. ¿Cuáles circunstancias? Seguid investigando. ¿De qué naturaleza son estos seres? Al parecer, según las referencias que el autor expone, su naturaleza es dual. (Le Fanu adhiere a ciertas teorías en boga hace varios siglos, expuestas, entre otros, por el filósofo, místico y científico Emmanuel Swedemborg 1688 – 1772, que argumentaba a su manera por un mundo espiritual de seres y visiones, imposible de conocer por los métodos de conocimiento apropiados para los objetos espacio – temporales, que tiene, s in embargo influencia sore el mundo para nosotros sensible). El vampiro es un ser espiritual especial, que corresponde en cierta forma a esa persona que era en vida, es materia y también es espíritu en ocasiones diferentes; sus “poderes” corresponden al modo de ser de un ser de esa clase. Por ello Carmilla aparece y desaparece de un determinado sitio, para decirlo en dos palabras y no arruinar el misterio. Entonces, para terminar, en un mundo “ampliado” como el de esta obra, en el que existen seres que en ocasiones son imperceptibles para los 5 sentidos, pero que a veces lo son, cuya influencia sobre los vivos es difícil de explicar, dejar un espacio para la duda, el enigma y el temor a lo desconocido parece un signo de clase.
Yo recomendaría abiertamente, por estas razones, esta lectura. En especial, lo que me ha hecho una presa fácil de esta obra, a medida que crecía mi sentimiento de familiaridad, es la imagen de una Carmilla, en sus apariciones materiales, trastornada, afectada por el largo paso de los siglos, debatiéndose, hasta que llegue el momento, en una elección entre el paso a los cielos del bien eterno e inmóvil o al torbellino del hades que es el mal: un mar de dolor que se siente y se causa. Todos estos sentimientos en la imagen de una mirada perdida, el silencio que no cesa, las palabras lascivas a su anfitriona, de la bestia que se contiene y se desata...por momentos.
Por Carsenal.
Bogotá 8 de enero del 2003. http://www.violetcarmilla.tk/